Pocos niños, niñas y adolescentes reciben una educación afectivo – sexual de calidad que les capacite para asumir el control de su propia sexualidad y relaciones de pareja. Los mitos y creencias erróneas que durante siglos y siglos la cultura ha inculcado en nosotros han creado una sociedad en la que predomina la desinformación afectivo – sexual.Muchas personas se encuentran teniendo una vida sexual llena de mensajes confusos y negativos, vergüenza y silencio por parte de la sociedad que sólo alimenta actitudes nocivas como son la desigualdad de género, discriminación sexual o el no uso de anticonceptivos o métodos de barrera frente a ETS, entre otros.
Esta preparación sobre sexualidad y conducta sexual casi nula aumenta la vulnerabilidad de los menores ante la violencia o el abuso sexual, junto con el no hablar con naturalidad y libremente de sexualidad, no sólo mantiene ideas erróneas y dañinas en las personas, sino que, además, limita su capacidad de decidir acerca de sus propias prácticas, gustos y relaciones sexuales.