A la hora de gestionar el talento humano de una organización se deben tener en cuenta 4 factores neuropsicológicos básicos.
Primeramente, está la mejora de los denominados “instantes de atención consciente”. En este punto, los investigadores parten de la premisa que el proceso de atención es individual, si bien tienen en cuenta que un directivo puede inducir determinados inputs a sus colaboradores con el fin de mejorar la intensidad y el enfoque de su atención e los mensajes transmitidos.
Por otro lado, tenemos la denominada “neuroplasticidad autodirigida”. En esta ocasión, los expertos en neuromanagement opinan que un ser humano puede ser capaz, a través de un adecuado entrenamiento mental, de optimizar la “atención consciente”, modificando de forma intencionada sus mapas mentales para obtener mejores resultados de rendimiento. Asimismo, esto conlleva una mayor apertura a nuevas ideas.
En tercer lugar, tenemos los denominados “insights”, una herramienta que consiste en optimizar de forma consciente el grado de concentración de un individuo con la finalidad de ahuyentar todos aquellos factores internos y externos que puedan interferir en una toma de decisiones, un proceso de comunicación, el ejercicio de un liderazgo efectivo o una adecuada gestión del personal.
Por último, nos encontramos con las neuronas espejo, cuya finalidad es reflejar el comportamiento de otro individuo, de modo que si, por ejemplo, vemos que el colaborador de al lado se ríe a carcajadas, nuestras neuronas espejo se activarán provocando así que inconscientemente, sonriamos, como mínimo.
Sin embargo, las neuronas espejo, pueden considerarse un arma de doble filo ya que el efecto imitativo, puede traernos problemas si no controlamos adecuadamente nuestras propias neuronas.