Un proceso de enseñanza coherente con la neurociencia y sus avances haría posible modificar y modular las estructuras cerebrales que subyacen a los diferentes procesos de aprendizaje y mejorar las capacidades de cada niño. Para lograr este objetivo, el Dr. Ortiz apunta que “conocer cómo el cerebro elabora la información, la aprende, la procesa, la ejecuta y procede a la toma de decisiones será de una gran ayuda para la enseñanza específica de procesos cognitivos y para la educación general del individuo”. Su trabajo parte del profundo estudio de la neuroanatomía y trata los componentes fundamentales del proceso cerebral de integración de conocimientos: atención, memoria, emociones, motivación, lenguaje, solución de problemas, etc., para poder extraer posteriormente interesantes aplicaciones para el campo de la educación.
Estudios con neuroimagen apoyan la idea que aunque los procesos de maduración tienen un gran desarrollo en la infancia también se dan después de la pubertad, coincidiendo con el desarrollo de procesos cognitivos complejos. Pero aún se desconoce el efecto del estado neurofisiológico del cerebro durante el proceso de dicha estimulación (aprendizaje o recuerdo). De todos los ritmos cerebrales asociados con funciones cognitivas parece ser que la banda theta es la más asociada con procesos de memoria: manifiesta una extensa actividad a lo largo de todo el cerebro y principalmente en el sistema hipocampal, que se considera básico para la memoria. Este hecho, apunta el Dr. Ortiz, “nos lleva a valorar la importancia de ambientes relajados, tranquilos y sin ruido si queremos fortalecer los procesos de aprendizaje escolar”.