16 de febrero de 2022, Alex

Las emociones: Una mirada desde las neurociencias

Este artículo académico aporta una visión del proceso emocional en los individuos desde la perspectiva neurocientífica 

 

Por Dra. Dorys Alleyne Al hacer referencia a las emociones queda claro que se trata de un fenómeno complejo del desarrollo humano. Mismo que ha sido objeto de estudio de múltiples disciplinas tales como: la biología, la antropología, la sociología, la psicología y evidentemente las neurociencias. Por ello, este aspecto resulta de gran interés en las distintas áreas del conocimiento, especialmente porque las emociones se constituyen como una parte esencial del comportamiento humano.     El estudio de las emociones Los planteamientos científicos han brindado un estupendo precedente sobre el estudio de las emociones y sus aportaciones que se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, indudablemente han marcado la ruta para su abordaje. Tabla. Bases teóricas en el estudio de las emociones Autor y año Principales Postulados Enfoque Charles Darwin (1899) Planteamiento modular de las emociones Atribuye un sentido universal a las emociones Considera que su función es la supervivencia del individuo y de la especie Método científico observacional de expresiones faciales y corporales Psicológico Wilhelm Wundt (1896) Planteamiento dimensional de las emociones. Agrado-desagrado (valencia) Activación-relajación (intensidad) Alivio-tensión (control) Método de estudio introspectivo-subjetivo por considerar las emociones como eventos cualitativos. Psicológico William James (1890) Asume el planteamiento modular de las emociones de Darwin. Indica que cada emoción tiene un patrón de aparición en el individuo. Reconoce la emoción como una cualidad de la conducta, pero con un enfoque neurofisiológico. Defiende la metodología de registro fisiológico como la más apropiada para avanzar en el conocimiento de las emociones. Neurocientífico Santiago Ramón y Cajal (1904)  Consideró la integración de la inteligencia y las emociones en el órgano de la consciencia por medio de la excelencia innata de la arquitectura del cerebro. Hizo aportaciones fundamentales sobre la noción de consciencia, considerándola el área más oscura en los estudios del cerebro, indicando que ésta se encuentra localizada en el córtex cortical. Afirma que el alma se encuentra localizada en el extremo del córtex cerebral. Aduce que para la consciencia las emociones resultan ser muy importantes. Neurocientífico Fuente: Alleyne (2021), con base a los planteamientos de los autores señalados en la tabla. De acuerdo con las bases antes señaladas, inicialmente en un primer abordaje neurocientífico James (1890) afirmaba que los procesos emocionales eran el resultado del discernimiento por parte de la corteza cerebral de los cambios viscerales y somáticos generados ante situaciones externas interpretadas como relevantes para la supervivencia del individuo.     La interacción cerebro y emoción: Encuentros y desencuentros para su explicación Ramón y Cajal (1904) definió las neuronas como las mariposas invisibles del alma, lo que implicaba la integración de las emociones en el concepto de consciencia, considerándolas instancias sin un diseño obvio a ser develado en el estudio de la arquitectura cerebral. Durante gran parte del siglo XX, muchos neurocientíficos intentaron explicar la interacción entre cerebro y emoción, entre ellos James y Cannon quienes manifestaron su postura al respecto y que en contraste resultaba opuesta. Un punto de encuentro importante es que en ambas perspectivas queda claro el papel preponderante del sistema nervioso central en las emociones, asimismo, dichas posturas han permitido el avance y surgimiento de nuevas teorías para explicar las emociones desde una visión neurocientífica.
Esquema 1. Perspectiva teórica de James sobre la producción de la emoción desde el cerebro               Fuente: Alleyne (2021) sobre la base de los planteamientos de James (1890)
Por su parte, Cannon (1931) otro neurocientífico interesado en el estudio de las emociones plantea que los pasos neurológicos de estas son los siguientes:  Esquema 2. Perspectiva teórica de Cannon sobre la producción de la emoción desde el cerebro      Fuente: Alleyne (2021) sobre la base de los planteamientos de Cannon (1931)
Mecanismos neurofisiológicos de las emociones: una visión contemporánea De acuerdo con Calixto (2018) el cerebro humano es el órgano que genera, interpreta e integra las emociones, ya que en este se inician, entienden, categorizan, memorizan y atienden los procesos emocionales. Los avances en ciencia y tecnología dados actualmente permiten a través de las neuroimágenes y su análisis conocer el circuito neuronal y fisiológico de las emociones. Al respecto, Calixto (2018) coincide con los aportes de Elkman (2016) quien dedujo que existe un conjunto de emociones básicas de alcance universal para todo ser humano y que están fundamentadas en módulos cerebrales innatos. En tal sentido, por ejemplo: el llanto, el enojo, la risa, la sorpresa e incluso el asco son respuestas iniciadas en el sistema límbico, se mantienen en estructuras neuronales tales como: ganglios basales, el hipocampo y el cerebelo, para luego ser interpretadas en el giro del cíngulo, y proyectarse en regiones neuronales superiores del cerebro donde están implicadas la corteza prefrontal, parietal y temporal.  Desde este punto de vista, las emociones son reacciones psicofisiológicas causadas por la liberación de neurotransmisores y hormonas. Evidentemente, que estos procesos emocionales que tienen como sede o asiento al cerebro resultan de gran relevancia para potenciar el desarrollo psicosocial y la construcción de relaciones afectuosas.  Asimismo, el conocimiento de las propias emociones genera el compromiso de reconocerlas en los demás y de autogestionarlas, con lo cual habrá sin duda una mejor interacción inter e intrapersonal que coadyuvará con el bienestar socioemocional del individuo.
Figura 1. Red neurofisiológica involucrada en algunos de los procesos emocionales            Fuente: Alleyne (2021) con base en los planteamientos de Calixto (2018)
Por su parte Alleyne (2017), destaca que una de las características más asombrosas del cerebro es que éste es un órgano extraordinariamente plástico, ya que posee una capacidad de regenerarse, de adaptar su actividad y cambiar su estructura de forma significativa a lo largo de la vida, particularidad que matiza también las emociones las cuales pueden ser adaptativas de acuerdo con las experiencias vividas por la persona. En este orden de ideas, se considera que generar una adecuada arquitectura cerebral como lo plantea Ramón y Cajal (1904) debe partir de la construcción de procesos emocionales gestionados sobre el andamiaje de pensamientos y emociones positivas, y, por ende, manejar un enfoque sobre estas bases puede coadyuvar en evitar sucumbir ante las emociones negativas.     Palabras de cierre Indudablemente, tanto la memoria como la regulación de las emociones son vinculantes con las nuevas experiencias y aprendizajes, lo cual contribuye con una armónica arquitectura del cerebro.  Algunas claves para coadyuvar con dicha arquitectura indican a que se debe contemplar la relación entre lo cognitivo y lo emocional, para ello el cerebro requiere la coherencia recursiva entre el discurso y la acción. En este sentido, es indispensable saber que el cerebro puede cambiar a partir de las vivencias o experiencias y que las emociones son determinantes en este aspecto, pues mantienen la curiosidad, son necesarias para la comunicación resultando imprescindibles en los procesos de razonamiento y toma de decisiones, es decir, los procesos emocionales y los cognitivos son inseparables, aunado a esto, las emociones positivas favorecen el desarrollo de la memoria y el aprendizaje. Finalmente, en el cerebro humano nada está ocioso, se utiliza ¡Todo!, pues cada neurona está continuamente activa y preparada, así que ya sea con el simple acto de abrazar, agradecer, reírse o escuchar música, se produce una liberación de oxitocina, se reduce la actividad de la amígdala, ayuda al sistema inmunológico, regula las emociones y reduce el estrés, aumenta la producción de serotonina y dopamina, lo cual mejora el sueño y la calidad de las relaciones personales.     Referencias consultadas Alleyne, D. (2017) Viaje al maravilloso mundo neuronal. Malla Didáctica de Ciencias. Agencia Universitaria para la Gestión del Conocimiento. Proyecto Auge. Digital. España y Ecuador. Cannon, W (1931) Again the James-Lange and the thalamic theories of emotion. The Psychological Review 38,281-295 Calixto, E (2018) Emociones en el cerebro. Foro de Ciencias, Artes y Humanidades en Diálogo. Alambique N° 132. Fundación UNAM. México Darwin, Ch. (1899). The Expression of the Emotions in Man and Animals. New York: D. Appleton and Company. Ekman, P. (2016). What scientists who study emotions agree about. Perspectives on Psychological Science, 11, 31-34. James, W. (1890). Principios de psicología [Principles of psychology]. México: Fondo de Cultura Económica, 1989. Ramón y Cajal, S (1904) Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados. Madrid, Imprenta y Librería de Nicolás Moya. Wundt, W (1896). Grundriss der psychologie. Engelmann, Stuttgart, Germany. 
Sobre la autora: Dra. Dorys Alleyne     Docente en Universidad Isep. Investigadora y pedagoga, Magister Scientiarum en Psicología del Desarrollo Humano, Especialista en Asesoramiento y Consulta Familiar, Doctora Latinoamericana en Educación. Diplomada en coaching ontológico-educativo y lifecoach con énfasis en neurociencia, psicología positiva y PNL.
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