La ansiedad, cuando se presenta y se queda, tiene un efecto nocivo en nuestro organismo. Sentir ansiedad es normal, pero si ésta es muy intensa, frecuente, duradera e interfiriere con las actividades de la vida diaria, estaremos frente a un problema de salud mental asociado a niveles sustanciales de discapacidad.
Cuando se ha padecido un ataque de ansiedad o pánico, se experimenta una realidad espeluznante. En esos momentos el miedo se apodera de nuestra mente, aparece una barrera que nos impide pensar, sentir con claridad y gestionar la realidad. El sufrimiento y la angustia toman el control, dirigiendo nuestros pensamientos, sensaciones y acciones. Los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo son los que más limitan la autonomía del sujeto que la padece, obstaculizando su funcionamiento ya que queda atrapado en un bucle donde la lucha contra la ansiedad se convierte en el verdadero problema.