Con la celebración de varios eventos futbolísticos ocurriendo de manera simultánea en el mundo, las muchas copas y campeonatos anuales o el Mundial de Fútbol cada cuatro años, los pedagogos se han fijado el objetivo de conocer la utilidad del fútbol como estrategia pedagógica o el llamado fútbol educativo. La UNESCO estableció en 1975 la práctica de la educación física, la actividad física y el deporte como un derecho humano y fijó una serie de artículos para su promoción debido a que la práctica deportiva reporta una amplia gama de beneficios para las personas, las familias, las comunidades y la sociedad en general. El fútbol asumido como un ejercicio formativo refuerza las habilidades físicas de quienes lo practican y redunda en mayor fuerza, flexibilidad, coordinación, equilibrio y control. Pero también mejora la salud mental, el bienestar y fortalece la seguridad y autoestima en uno mismo. Como resultado reduce los niveles de estrés, ansiedad y depresión. Se ha reportado, resume la UNESCO, que el deporte aumenta la función cognitiva y permite el desarrollo de competencias como la cooperación, la comunicación, el trabajo, el liderazgo en equipo y refuerza actitud positiva. Como medio formativo el fútbol refuerza valores de convivencia ciudadana y de aptitudes para la vida. En este sentido, los pedagogos podrían elaborar programas de formación deportiva –y no deportiva- orientados a utilizar los atributos deportivos con fines escolares. Este tipo de enfoque formativo se diferencia, obviamente, del fútbol competitivo. Este último centrado en el triunfo y fines de rendimiento deportivo. Los aportes del fútbol formativo El ejercicio futbolístico permite desarrollar aspectos relacionados con: La socialización y mejora de relaciones interpersonales. La convivencia. El trabajo en equipo. La solidaridad. La tolerancia. El juego limpio. El sano entretenimiento y diversión. En las escuelas y centros de entrenamiento los entrenadores y docentes han de trabajar sobre una estructura sólida y normas claras que permitan el desarrollo coherente de este enfoque. La preconización con el ejemplo es necesariamente acentuada en estas prácticas deportivas formativas donde no hay cabida para la deshonestidad en el juego, la competencia tóxica ni la exclusión. La cultura futbolística y los futbolistas como modelos a seguir El fútbol con un enfoque educativo enseña al estudiante a respetar las normas y los modos de vida diversos. En resumen, a mantener el respeto y la disciplina como brújula. En este sentido, la cultura del fútbol también es un aspecto a analizar y estudiar desde la pedagogía. La evaluación del deporte como un medio de expresión popular y una exaltación de la identidad de los pueblos es conveniente en las aulas de clase. El respeto por el contrincante, las prácticas éticas, la superación a sí mismos mediante el ejercicio del fútbol son aspectos que los pedagogos deben buscar como objetivos de sus programas curriculares. Otro aspecto del fútbol a valorar pedagógicamente es la alta influencia que tienen los futbolistas famosos en los niños y jóvenes. La exaltación de estas figuras como ejemplos facilita la aproximación del profesor al estudiante. El profesor puede valerse de la alta estima y la pasión que los estudiantes tienen por el fútbol, los futbolistas y los equipos de fútbol para mostrar los modos de trabajo de tales clubes: los entrenamientos, la definición de planes y objetivos estratégicos, la motivación constante, el carácter psicológico del juego, el compañerismo y el alto esfuerzo y exigencia que desarrollan en busca de la excelencia. Un equipo de fútbol y un evento futbolístico pueden estudiarse en clases desde la óptica psicológica, emocional, administrativa, sociológica, deportiva o biológica. Juego limpio Este artículo cierra con la descripción del juego limpio, en inglés llamado Fair Play. Se trata de uno de los tantos pilares de la disciplina futbolística que pueden aplicarse en las dinámicas pedagógicas, de inculcación de valores y de bienestar. La expresión y noción general del juego limpio, honesto, leal, no violento, cargado de compañerismo y respeto a la normativa se usa comúnmente en el deporte, especialmente en e l fútbol. Esta práctica que exalta el espíritu deportivo obtuvo un impulso a partir de 1986 gracias a la campaña Fair Play promovida por la FIFA. De esta manera, el juego limpio devino en un código de conducta de fácil entendimiento para jugadores, entrenadores, medios de comunicación y aficionados. No se trata de normas técnicas, sino de normas de carácter ético y moral que hoy día la FIFA ha extendido al manejo financiero de los clubes y futbolistas, el llamado Fair play financiero. Las llamadas “10 reglas de oro” del juego limpio en fútbol, aplicables a la comunidad futbolística mundial y al ámbito educativo se resume en: Juega limpio. Juega a ganar, pero acepta la derrota con dignidad. Acata las reglas del juego. Respeta a los adversarios, compañeros, árbitros, espectadores, entrenadores. Promueve los intereses del fútbol. Honra a quienes defienden la buena reputación del fútbol. Rechaza la corrupción, las drogas, el racismo, la xenofobia y la violencia. Ayuda a otros a no ceder ante instigaciones a la corrupción. Denuncia a quienes intentan desacreditar el deporte. Utiliza el fútbol para mejorar el mundo.