26 de July de 2021, Alex

La pobreza y la salud mental

Pobreza, para quienes la padecen no hay psicólogos. Con esta polémica afirmación comienza nuestro post.

¿Cómo afecta la pobreza a nuestra salud mental? El otro día escuchamos una charla de Mayra Arena en la que se planteaba qué tenían los pobres en la cabeza. Con su discurso, además de aprender, nos pusimos a investigar sobre el tema:  
Nacer pobre es morir pobre en la mayoría de los países Un informe de mayo del 2018 del Banco Mundial, indica que las posibilidades de que las personas avancen en la escala socioeconómica, sobre todo en los países en vías de desarrollo, se encuentran estancadas. Es decir, las condiciones precedentes parecen ser más determinantes que las habilidades individuales. Además, según el último informe técnico del INDEC, en el segundo semestre del 2018, en Argentina el 25,7% de la población vivía debajo de la línea de pobreza.
La relación entre la pobreza y el cerebro Las condiciones de la pobreza parecen afectar el desarrollo de nuestro cerebro durante la infancia. Así lo demuestra el estudio de la Universidad de Granada (2016), en el que se examinó la influencia que tenían los factores contextuales en la función atencional. De esta manera, consiguieron obtener datos de que aquellos niños/as que provenían de familias con menores niveles económicos y menores niveles educativos, mantenían un peor funcionamiento en las áreas del cerebro relacionadas con las pruebas administradas, evidenciando así consecuencias en su desarrollo cerebral esperado. Otras investigaciones identificaron que la desnutrición temprana, común en clases sociales desfavorecidas, provocaba alteraciones anatómicas y metabólicas en diferentes estructuras cerebrales relacionadas con las competencias educativas ¿Se acuerdan de la meritocracia? Bueno, al parecer es una fábula que justifica de manera irreal porqué unos tienen y otros no.
Pobreza y trastornos mentales La OMS explica en su plan de acción en salud mental que la pobreza es una condición que aumenta la vulnerabilidad de sufrir un trastorno mental y amplia las consecuencias asociadas a los mismos, como es el caso del estigma, la exclusión y la vulneración de derechos básicos. Además, los trastornos psicológicos disminuyen la capacidad productiva de las personas, siendo las familias quienes suelen absorber el impacto económico. Es decir, estamos hablando de un ciclo sin fin. Mani y otros autores, presentaron un estudio en la revista Science (de las más importantes en divulgación científica en el mundo) en las que simularon situaciones de finanzas, obteniendo como resultado que los sujetos cuya condición de pobreza se reducía frente al rendimiento en una prueba de desempeño cognitivo, si se comparaba con el rendimiento de personas en el grupo de mejor posición económica. Los datos reportados sugieren que ser pobre significa no sólo sobrellevar situaciones con escasez de dinero, sino también con escasos recursos cognitivos. Simplificadamente y a modo de ejemplo, evocar afectaciones financieras tendría un impacto cognitivo comparable con perder una noche de sueño.
Ser pobre es ser invisible a la sociedad Ser pobre es tener un gran super poder: ser invisible para el resto de la sociedad. En Argentina, la pobreza no es sólo una condición económica, también es una negación sistemática al acceso de derechos y al ejercicio de los mismos, como es el derecho a la salud mental. Debemos generar igualdad de condiciones, servicios de salud universales, gratuitos y de calidad y no olvidar jamás que el Estado tiene la mayor responsabilidad en generar estrategias y políticas que incluyan a los sectores más vulnerables. Ser pobre no debe ser una condena. Debemos cuidarnos para cuidar.
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