En estos casos nos encontramos entonces con una preocupación extrema, de una intensidad anormal del sujeto por su propio estado de salud, llegando a afectar a su vida social, laboral, familiar, y acarreando un sufrimiento clínicamente significativo (DSM-V-TR). Características de un hipocondríaco Entre los comportamientos propios de un hipocondríaco existen conductas tales como el “doctor shopping”, referido a las peregrinaciones que emprende el paciente de profesional en profesional en busca de obtener información tranquilizadora sobre su presunto trastorno provocando en muchas ocasiones un incremento del gasto sanitario y del sufrimiento del paciente, además de favorecer la instalación de la hipocondría. Debido a este tipo de actuaciones se hace más prioritaria que nunca la detección e intervención de estos casos en atención primaria por profesionales de la Psicología. Al igual que en los trastornos de ansiedad, la recepción de esta información tranquilizadora, usualmente procurada por un profesional médico, resulta en una pequeña bajada de la ansiedad a la que el paciente se hace, por así decirlo, “adicto”. Tras un corto periodo de tiempo el paciente buscará una segunda opinión, se centrará en otra zona, en otra dolencia o inferirá de forma arbitraria alguna otra afección a raíz de cualquier mínima falla del discurso médico, que nunca será 100% tranquilizador debido al filtro mental imperante. Resulta bastante común que en estos trastornos se den las quejas múltiples por lo que caemos en un ciclo prácticamente infinito si se trata de realizar un abordaje médico clásico. La explicación psicológica a este comportamiento es que se produce una recurrencia por efecto de trampa de reforzamiento negativo. La ansiedad inicial desaparece tras la consulta médica, de modo que el sujeto afectado termina aprendiendo que insistiendo, e incluso dramatizando, es capaz de conseguir la información tranquilizadora. Tenemos antecedentes de que el estrés psicosocial, la muerte de alguna persona cercana, y las enfermedades graves sufridas en la infancia son indicadores importantes que precipitan la aparición del trastorno. Asimismo durante su desarrollo se observa una comorbilidad con la ansiedad, la depresión y los trastornos somatomorfos. Como tratar psicológicamente a un hipocondríaco Resulta imprescindible un abordaje psicológico profesional especializado, puesto que hay que explicar al paciente qué es lo que le ocurre, romper los ciclos de reforzamiento que pueda obtener de la información tranquilizadora y motivarle para que entienda el por qué. La clave es mostrar al propio paciente que “estar enfermo” puede ser una forma de expresar sufrimiento o conflicto más aceptable que la confrontación directa (Baur 1989), por lo que se hace necesario un entrenamiento en gestión emocional, en formas alternativas de encarar la ansiedad e incluso en habilidades sociales. Tendencias en la hipocondría Finalmente exponemos aquí algunos datos básicos extraídos de Kellner (1986) de interés psicológico a la hora de afrontar estos casos, que marcan algunas de las tendencias que se han detectado en la hipocondría: – Aproximadamente un 50% de los hipocondriacos que solicitan el tratamiento registran una mejoría importante. – Cuando más precozmente se inicie la terapia psicológica mejores resultados se obtienen. – La probabilidad de mejora es más alta en los individuos en los que la hipocondría les hace sentir ansiosos o depresivos, que en aquellos en los que no se produce emoción alguna. – La hipocondría que se da con una rápida sucesión de síntomas transitorios, pero recurrentes , tiene más posibilidades que aquellos que la muestran de forma crónica y síntomas no variables (Pilowsky 1968). – El pronóstico es especialmente negativo cuando coexiste con un trastorno de la personalidad. – El suicidio no suele ser común, a no ser que la hipocondría sea comórbida con el diagnóstico de depresión grave, en cuyo caso aumenta la probabilidad de intentos auto líticos.