A lo largo del tiempo, la música ha representado una fuente inspiración y se ha empleado en diferentes contextos, desde el laboral o académico hasta en el coche, para rememorar momentos inolvidables o simplemente cuando deseamos relajarnos o cambiar nuestro estado de ánimo. Si lo miramos a detalle, existen canciones que generan en nosotros tranquilidad, otras nos dejan melancólicos y otras tantas que nos cargan las pilas y nos activan (Regader, 2013).
No obstante, la música no solo influye en nuestro estado de ánimo sino que también puede influir en nuestras acciones, ya que puede incitarnos a beber más alcohol, a manifestar más nuestro afecto/impulsos, a comprar más productos de los que necesitamos cuando estamos en un centro comercial, etc. (Regader, 2013).
Diversos estudios han demostrado que el tipo de música que escuchamos cambia la forma en que percibimos a los otros, interpretando sus expresiones faciales como “felices o tristes” en función a la pieza musical que se esté escuchando en ese momento. De igual manera, hay dos formas en que las emociones se ven afectadas por la música: a) desde la percepción de las emociones, que explica el por qué a veces podemos entender las emociones de una pieza musical sin tener que sentirlas, y b) la sensación de las emociones, puesto que en el mundo real no nos sentimos amenazados cuando escuchamos música, por lo que podemos percibir el tono emocional relacionado sin dejarnos llevar por el sentimiento implícito (Vergara, 2015).
Por otro lado, se ha constatado que la música de fondo a un nivel de volumen moderado es óptima para la creatividad, mientras que si el volumen de esta es muy alto podría afectar nuestra productividad ya que luchamos por procesar la información de forma eficiente y si es demasiado bajo, la creatividad no fluye. Específicamente, se ha comprobado que niveles de volumen moderado aumentan la complejidad del procesamiento abstracto, lo cual implica una mayor creatividad (Vergara, 2015).
Asimismo, las personas parecen emplear la música como una forma de conocer la personalidad de los otros. Este supuesto se basa en una investigación en la que se les pidió a los participantes juzgar la personalidad de otros a partir del listado de sus diez canciones favoritas. El estudio utilizó cinco rasgos de personalidad para la evaluación: a) apertura a la experiencia, b) extraversión, c) amabilidad, d) responsabilidad y, e) estabilidad emocional (Vergara, 2015).
En cuanto al aprendizaje, se ha concluido que el aprender a tocar un instrumento musical puede ser beneficioso para los niños, puesto que obtienen mejores resultados en las habilidades de discriminación auditiva y motricidad fina respecto a aquellos niños que no tienen ningún entrenamiento. Además, también presentan una mejor evaluación en vocabulario y habilidades de razonamiento no verbal, que implican la compresión y análisis de información visual, identificación de relaciones, similitudes y diferencias entre formas y patrones (Vergara, 2015).
Una investigación reveló que pacientes con ictus, los cuales escuchaban música clásica, mostraron mejorías en la atención visual mientras escuchaban música clásica. Mientras que, una revisión de 23 estudios (con una suma total de 1400 pacientes) encontró que escuchar música reduce la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la ansiedad en pacientes con enfermedades cardíacas por lo que puede funcionar como factor protector de enfermedades coronarias (Vergara, 2015).
Por último, señalar que hay registros desde 1911 en los cueles, el investigador y soldado estadounidense Leonard Porter Ayres encontró que los ciclistas pedalean más rápido mientras escuchan música que en silencio. La posible explicación a este hecho se basa en que mientras escuchamos música nuestro cerebro cambia su foco de atención y se aleja de la sensación de fatiga y dolor (Vergara, 2015).
En una ponencia, la profesora e investigadora australiana, Anita Collins, señaló que cuando los músicos tocan, se disparan fuegos artificiales en la mente, con lo cual, habrá que plantearse añadir música diariamente en muchas de las actividades del día a día.