El componente pragmático en el desarrollo del lenguaje

El lenguaje es la capacidad que tenemos los humanos de comunicarnos a través de signos que percibimos y entendemos mediante nuestros sentidos (la audición e incluso la visión en el habla, la visión en la lengua de señas, el tacto en el Braille, etc.). El lenguaje, al ser visto como una capacidad o un sistema, funciona como un todo, sin embargo, para analizarlo, estudiarlo o comprenderlo, es necesario considerar la existencia de distintas dimensiones que lo componen (Herrera, Gutiérrez, & Rodríguez, 2008):

  1. Contenido: en esta dimensión se considera la semántica, es decir, los significados de los signos (palabras) que usamos.
  2. Forma: aquí se incluyen los componentes fonológico, fonético y morfosintáctico. En esta dimensión se consideran aquellas reglas que seguimos para poder formar palabras, enunciados, discursos, etc.
  3. Uso: es el componente pragmático del lenguaje y se observa en el contexto, las intenciones que tenemos al comunicarnos, los elementos no verbales que utilizamos, entre otros.

La pragmática es considerada como el último componente del lenguaje, pero esto no significa que sea el último en importancia. Esta característica nos permite adaptarnos a cada situación que vivimos para lograr que nos comprendan todas las personas con las que nos comunicamos (interlocutores). Dentro de esta área, podemos considerar tres importantes habilidades:

  • Usar correctamente el lenguaje para que este sea útil.
  • Adaptarnos a la personalidad de nuestro interlocutor. Por ejemplo, no hablamos de la misma manera con nuestro mejor amigo que con nuestro profesor.
  • Tomar en cuenta las normas sociales, un ejemplo de esto puede ser respetar a la otra persona mientras está hablando y no interrumpirla.

Aspectos como las intenciones, la significación, y la implicación entre hablantes son parte del uso del lenguaje. Dentro del proceso de adquisición del lenguaje, estos aspectos se manifiestan a partir de los doce meses de edad, cuando, entre otras cosas, los niños comienzan a elegir y desarrollar temas de conversación. Entre los 2 y 3 años de edad, además de iniciar temas de conversación, las pueden mantener por 2 o 3 turnos (Díez, Sanz, Caso, García, & García-Martín, 2008).

Dentro de este proceso, también se aprenden y comienzan a utilizar diversas funciones lingüísticas, las cuales se desarrollan paralelamente a los otros componentes del lenguaje mencionados. Halliday (1975) hizo distinción de las siguientes funciones:

  • Función instrumental. Su meta es obtener objetos o ayudas de otras personas. Se manifiesta en enunciados como «dame» y «quiero».
  • Función reguladora. Se enfoca en controlar o modificar la conducta de la persona a quien se dirige el mensaje. Se puede observar en enunciados parecidos a «haz esto», «podemos hacer esto».
  • Función de interacción. En ella se incluyen los saludos, ya que su objetivo es la comunicación.
  • Función personal. Comprende aquellas expresiones de autoconciencia y autoexpresión, sirven para expresar nuestros intereses, disgustos, etc.
  • Función heurística. Este tipo de expresiones son las que nos sirven para pedir información acerca de lo que nos rodea.
  • Función informativa. Son expresiones que funcionarían como respuesta a la función anterior, consisten en proporcionarle información a otra persona.

Estas categorizaciones solamente tienen un propósito de estudio e intervención, porque como nos podemos dar cuenta, aprendemos naturalmente su uso mediante la interacción social, sin mayor esfuerzo o análisis. La adquisición del lenguaje integra todos sus componentes, ya que este es el resultado de la interacción de elementos biológicos, psicológicos y sociales.

Se resalta la importancia del componente pragmático en todas las situaciones de interacción o comunicación cotidianas debido a que generalmente es el área más desconocida debido a que esta no se aprende directamente en un contexto de formación académica; sin embargo, esta comprende un grupo de normas que se transmiten dentro de la sociedad (por ejemplo, qué gestos son adecuados y cuáles no). Es tan obvia su relevancia que cuando falla, lo notamos al instante. Un trastorno pragmático se puede observar en el TEA, por lo cual podríamos observar, entre otras características, una entonación distinta al hablar.

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Terapia de Lenguaje

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